Francisco Villaespesa
Francisco Villaespesa Martín (* Laujar de Andarax, Almería, 15 de octubre de 1877 -Madrid, 9 de abril de 1936), poeta, dramaturgo y narrador español del Modernismo.
FUENTE: http://es.wikipedia.org
Nació en la Alpujarra, Almería, un quince de octubre, no un catorce, como se suele creer; este paisaje impregnado de historia y exaltador de los sentidos marcó profundamente su obra; en su homenaje la Biblioteca Pública Provincial de Almería, sita en la capital, lleva su nombre. Inició estudios de Derecho en la Universidad de Granada, pero a los 20 años, en 1897, los abandonó y marchó a Málaga, donde se unió a la vidabohemia de Narciso Díaz de Escovar, Ricardo León y Salvador González Anaya. Ese mismo año continuó su vida bohemia en Madrid, donde subsistió dedicado al periodismo y colaborando en numerosas revistas y diarios. Allí frecuentó las tertulias(Café de Levante y Fornos), donde conoció a Eduardo Zamacois, Alejandro Sawa, Catarinéu, Fernández Vaamonde y a todos los demás del grupo de la revista Germinaldonde publicó sus primeras obras. Dio a la imprenta su primer libro de poemasIntimidades (1898) y conoció a su futura esposa, Elisa González Columbio, que moriría en 1903 y le inspiró algunos de sus libros más queridos, por ejemplo Tristitiae rerum(1906). Fundó revistas de corte modernista como Electra, La Revista Ibérica y La Revista Latina. El gran éxito de su pieza El alcázar de las perlas (1911) le abrió las llaves del teatro y estuvo varias veces en en la América española de gira como empresario teatral y recitador de sus poemas. Viajó por Portugal e Italia y se estableció durante diez años en Caracas; conoció a los poetas modernistas de casi toda Hispanoamérica. Admirador del poeta nicaragüense Rubén Darío, fue su mejor y más fiel discípulo en la estética del Modernismo que ambos procuraron impulsar en España. Fue un poeta de obra torrencial y extensísima: más de cincuenta libros de poemas publicados y varios inéditos. También escribió varias novelas, y piezas teatrales tan populares como El alcázar de las perlas (1911) o Aben-Humeya (1913); su teatro es en su mayoría de naturaleza histórica, y en él domina la gran escenografía y el lujo formal.
Sus primeros poemarios (Intimidades, de 1898) y Luchas, de 1899) presentan fuertes reminiscencias del Romanticismo tardío de José Zorrilla (musicalidad, temas orientales) y del Colorismo de Salvador Rueda. Con La copa del rey de Thule (1900) se insertó decididamente en el Modernismo, de cuya renovación poética fue el más temprano portavoz y principal artífice. En efecto, invitó a Juan Ramón Jiménez a ir a Madrid a “luchar por el Modernismo” y, como éste más tarde le recordaría, fue “el paladín, el cruzado, el púgil del modernismo”. No obstante, a pesar de la importancia capital que logró adquirir en el contexto literario del novecientos, la obra del poeta, dramaturgo y novelista almeriense ha llegado hasta nuestros días difuminada por el olvido de los lectores y la escasa atención editorial y académica que ha venido padeciendo durante décadas. Sus libros más importantes coinciden con los primeros años de siglo. A partir, aproximadamente, de 1906 surge en sus versos una nota orientalista que explotará hasta la exageración. Entre otros libros poéticos destacan Bajo la lluvia, 1910; Los remansos del crepúsculo, 1911; Andalucía, 1911.
En la capital amista con Antonio Ledesma y Francisco Aquino y colabora en la prensa almeriense: La Crónica, La Provincia, El Ferrocarril. En una segunda etapa madrileña empieza a publicar en Revista Nueva y La Vida Literaria, además de afrontar la dirección de El Álbum de Madrid; se relaciona con Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Valle-Inclán, Jacinto Benavente, Mariano Miguel de Val, Salvador Rueda, Amado Nervo y el mismísimo Rubén Darío. Aquejado de arterioclerosis, de insuficiencia gástrica y de hipertensión, entre otros achaques, enfermó gravemente en 1930 cuando se hallaba en Brasil, y volvió a España, donde sus males se agravaron en 1933; falleció en 1936.
TRES SONETOS DE FRANCISCO VILLAESPESA
Mi vida es el silencio de una espera…
Mi vida es el silencio de una espera…
Se escapa de mis ojos la mirada,
ansiando contemplar la sombra amada
que en otros tiempos a mi lado viera.
Se escapa de mis ojos la mirada,
ansiando contemplar la sombra amada
que en otros tiempos a mi lado viera.
La mano palpa, cual si presintiera
negrear en la atmósfera callada
la seda tibia de su destrenzada,
profusa y olorosa cabellera.
negrear en la atmósfera callada
la seda tibia de su destrenzada,
profusa y olorosa cabellera.
Mi oído de impaciencia se estremece,
un olor a algo suyo el viento exhala…
-¿Estás ya aquí? -le digo, y me parece
un olor a algo suyo el viento exhala…
-¿Estás ya aquí? -le digo, y me parece
que «Aquí estoy», dulcemente, me contesta
aquella voz que pasa como un ala
rozando fugitiva la floresta.
aquella voz que pasa como un ala
rozando fugitiva la floresta.
Sara es viciosa. Su pupila oscura…
Sara es viciosa. Su pupila oscura
de incitantes promesas es venero…
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
de incitantes promesas es venero…
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
Su placer es violento. Besa, muerde
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
¡Oh, jilguero embriagado de alegría,
nadie te vio llorar!… ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
nadie te vio llorar!… ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
y tu mirada se perdió en el cielo,
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!…
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!…
La sabia mano a cuyo tacto ardiente…
La sabia mano a cuyo tacto ardiente
vibra la carne como un instrumento,
prolongó la agonía del momento
en una languidez intermitente…
vibra la carne como un instrumento,
prolongó la agonía del momento
en una languidez intermitente…
¡Oh, el cálido contacto de tu frente!
¡Oh, tu dorso desnudo y opulento
echado sobre mí, como un sediento
sobre la superficie de una fuente!
¡Oh, tu dorso desnudo y opulento
echado sobre mí, como un sediento
sobre la superficie de una fuente!
Mis besos perfumaron el vacío
de un húmedo y mortal escalofrío…
¡Y bajo tu melena estremecida
de un húmedo y mortal escalofrío…
¡Y bajo tu melena estremecida
en un áureo manojo de serpientes,
sentí sangrar y sucumbir mi vida,
entre el canibalismo de tus dientes!
sentí sangrar y sucumbir mi vida,
entre el canibalismo de tus dientes!
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