jueves, 24 de enero de 2013

ROSALÍA DE CASTRO - POESÍA ESPAÑOLA MODERNA


ROSALÍA DE CASTRO

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Busca sotto la neve
Busca sotto la neve (Photo credit: The Skywalker)
Rosalía de Castro (Santiago de Compostela24 de febrero de 1837 — Padrón15 de julio de 1885) fue una poetisa y novelista española que escribió tanto en lengua gallegacomo en lengua española. Considerada en la actualidad como un ente indispensable en el panorama literario del siglo XIX, representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego, no sólo por su aportación literaria en general y por el hecho de que sus Cantares Gallegos sean entendidos como la primera gran obra de la literatura gallega contemporánea, sino por el proceso de sacralización al que fue sometida y que acabó por convertirla en encarnación y símbolo del pueblo gallego.1 Además, es considerada junto con Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la poesía española moderna.2
Galego: Lenda da escultura dedicada a Rosalía ...
Galego: Lenda da escultura dedicada a Rosalía de Castro na Alameda de Santiago de Compostela, Galicia (Spain) (Photo credit: Wikipedia)

Castro from Twin Peaks
Castro from Twin Peaks (Photo credit: dcleesfo)
Ángel
Todo duerme… del aire, el soplo blando
Callado va, con temeroso vuelo
El aroma esparciendo de las rosas;
Brilla la luna, y sueñan con el cielo
Los niños que reposan, contemplando
Flores, luz y pintadas mariposas.
¡Niños!, al soplo de mi tibio aliento,
Dormid en paz, que os cubren con sus alas
Los blancos y amorosos serafines,
Y adornándoos a un tiempo con sus galas
Hacen que en ondas os regale el viento
Blando aroma de lirios y jazmines.
Y, en tanto, el astro de la noche, lento,
Pálido, melancólico y suave,
Del aire azul recorre los espacios,
Globo de plata o misteriosa nave,
Vaga a través del ancho firmamento,
Por cima de cabañas y palacios.
Su tibia luz refléjase en la tierra
Como del alba la primer sonrisa
Que va a alegrar las aguas de la fuente;
Y al rizarse los mares con la brisa,
Cuanto su seno de hermosura encierra
Muéstrase allí, brillante y transparente.
Las plantas y los céfiros susurran
Con blando son, y acentos misteriosos
Lanza, al pasar, el murmurante río,
Y a través de los árboles frondosos
Las estrellas inmóviles fulguran
Chispas de luz en su ámbito sombrío.
Todo es reposo, y soledad, y sueño…
Sueño aparente y soledad mentida,
En el mundo del hombre… ¡hermoso mundo
Cuando, mintiendo, a amarle nos convida!
Y es que en que fuese amado puso empeño,
Quien llena cielo y tierra, y mar profundo.
Mas… ¿qué pálida sombra cruza el prado…
Errante, sola, fugitiva y leve?
Como si fuese en pos de un bien perdido,
Apenas al pasar las hojas mueve.
Y vaga al pie del monte y del collado
Cual tortolilla en torno de su nido.
Virgen parece por la undosa falda
Y por la blonda y larga cabellera,
Que el viento de la noche manso agita;
Bello es su rostro y dulce la manera
Con que pisa la alfombra de esmeralda,
Mientras su seno con ardor palpita.
¡Pobre mujer!… ¿Qué culpa, qué pecado
Como aguijón la ha herido en su inocencia,
Que el calor de su lecho así abandona?
Yo sondaré el dolor de tu conciencia,
Que no en vano a la tierra he descendido,
En nombre del Señor que la perdona.
homenaje a -el Miserere- de gustavo adolfo bécquer
homenaje a -el Miserere- de gustavo adolfo bécquer (Photo credit: M. Martin Vicente)
Busca y anhela el sosiego
Busca y anhela el sosiego…
Mas, ¿quién le sosegará?
Con lo que sueña despierto,
Dormido vuelve a soñar.
Que hoy como ayer, y mañana
Cual hoy, en su eterno afán,
De hallar el bien que ambiciona
-Cuando sólo encuentra el mal-,
Siempre a soñar condenado,
Nunca puede sosegar.
Castro de San Cibrao de Las AKA Lansbricae
Castro de San Cibrao de Las AKA Lansbricae (Photo credit: xmanoel)
Del antiguo camino a lo largo
Del antiguo camino a lo largo,
Ya un pinar, ya una fuente aparece,
Que brotando en la peña musgosa
Con estrépito al valle desciende.
Y brillando del sol a los rayos
Entre un mar de verdura se pierden,
Dividiéndose en limpios arroyos
Que dan vida a las flores silvestres
Y en el Sar se confunden, el río
Que cual niño que plácido duerme,
Reflejando el azul de los cielos,
Lento corre en la fronda a esconderse.
No lejos, en soto profundo de robles,
En donde el silencio sus alas extiende,
Y da abrigo a los genios propicios,
A nuestras viviendas y asilos campestres,
Siempre allí, cuando evoco mis sombras,
O las llamo, respóndenme y vienen.
Galego: Rosalía de Castro na Alameda de Santia...
Galego: Rosalía de Castro na Alameda de Santiago de Compostela, Galicia (Spain) (Photo credit: Wikipedia)
Del rumor cadencioso de la onda
Del rumor cadencioso de la onda
Y el viento que muge;
Del incierto reflejo que alumbra
La selva o la nube;
Del piar de alguna ave de paso;
Del agreste ignorado perfume
Que el céfiro roba
Al valle o a la cumbre,
Mundos hay donde encuentran asilo
Las almas que al peso
Del mundo sucumben.
SevillaGlorietaDeBecquer04
SevillaGlorietaDeBecquer04 (Photo credit: Wikipedia)
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
De mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de mi vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
SevillaGlorietaDeBecquer03
SevillaGlorietaDeBecquer03 (Photo credit: Wikipedia)
En los ecos del órgano, o en el rumor del viento
En los ecos del órgano, o en el rumor del viento,
En el fulgor de un astro o en la gota de lluvia,
Te adivinaba en todo, y en todo te buscaba,
Sin encontrarte nunca.
Quizás después te ha hallado, te ha hallado y ha perdido
Otra vez de la vida en la batalla ruda,
Ya que sigue buscándote y te adivina en todo,
Sin encontrarte nunca.
Pero sabe que existes y no eres vano sueño,
Hermosura sin nombre, pero perfecta y única.
Por eso vive triste, porque te busca siempre,
Sin encontrarte nunca.
Rosalía Castro busto Rianxo (1)
Rosalía Castro busto Rianxo (1) (Photo credit: xornalcerto)
Era apacible el día
Era apacible el día
Y templado el ambiente
Y llovía, llovía,
Callada y mansamente;
Y mientras silenciosa
Lloraba yo y gemía,
Mi niño, tierna rosa,
Durmiendo se moría.
Al huir de este mundo, ¡qué sosiego en su frente!
Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca la mía!
Tierra sobre el cadáver insepulto
Antes que empiece a corromperse…, ¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto, sosegaos,
Bien pronto en los terrones removidos
Verde y pujante crecerá la hierba.
¿Qué andáis buscando en torno de las tumbas,
Torvo el mirar, nublado el pensamiento?
¡No os ocupéis de lo que al polvo vuelve!
Jamás el que descansa en el sepulcro
ha de tornar a amaros ni a ofenderos.
¡Jamás! ¿Es verdad que todo
Para siempre acabó ya?
No, no puede acabar lo que es eterno,
Ni puede tener fin la inmensidad.
Tú te fuiste por siempre; mas mi alma
Te espera aún con amorosa afán,
Y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
Allí donde nos hemos de encontrar.
Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
Que no morirá jamás,
Y que Dios, por que es justo y porque es bueno,
A desunir ya nunca volverá.
En el cielo, en la tierra, en lo insondable
Yo te hallaré y me hallarás.
No, no puede acabar lo que es eterno,
Ni puede tener fin la inmensidad.
Mas… es verdad, ha partido,
Para nunca más tornar.
Nada hay eterno para el hombre, huésped
De un día en este mundo terrenal,
En donde nace, vive y al fin muere,
Cual todo nace, vive y muere acá.
Una luciérnaga entre el musgo brilla
Y un astro en las alturas centellea,
Abismo arriba, y en el fondo abismo;
¿Qué es al fin lo que acaba y lo que queda?
En vano el pensamiento
Indaga y busca lo insondable, ¡oh, ciencia!
Siempre al llegar al término ignoramos
Qué es al fin lo que acaba y lo que queda.
Arrodillada ante la tosca imagen,
Mi espíritu, abismado en lo infinito,
Impía acaso, interrogando al cielo
Y al infierno a la vez, tiemblo y vacilo.
¿Qué somos? ¿Qué es la muerte? La campana
Con sus ecos responde a mis gemidos
Desde la altura, y sin esfuerzo el llano
Baña ardiente mi rostro enflaquecido.
¡Qué horrible sufrimiento! ¡Tú tan sólo
Lo puedes ver y comprender, Dios mío!
¿Es verdad que lo ves? Señor, entonces,
Piadoso y compasivo
Vuelve a mis ojos la celeste venda
De la fe bienhechora que he perdido,
Y no consientas, no, que cruce errante,
Huérfano y sin arrimo
Acá abajo los yermos de la vida,
Más allá las llanadas del vacío.
Sigue tocando a muerto, y siempre mudo
E impasible el divino
Rostro del Redentor, deja que envuelto
En sombras quede el humillado espíritu.
Silencio siempre; únicamente el órgano
Con sus acentos místicos
Resuena allá de la desierta nave
Bajo el arco sombrío.
Todo acabó quizás, menos mi pena,
Puñal de doble filo;
Todo menos la duda que nos lanza
De un abismo de horror en otro abismo.
Desierto el mundo, despoblado el cielo,
Enferma el alma y en el polvo hundido
El sacro altar en donde
Se exhalaron fervientes mis suspiros,
En mil pedazos roto
Mi Dios, cayó al abismo,
Y al buscarle anhelante, sólo encuentro
La soledad inmensa del vacío.
De improviso los ángeles
Desde sus altos nichos
De mármol me miraron tristemente
Y una voz dulce resonó en mi oído:
“Pobre alma, espera y llora
A los pies del Altísimo:
Mas no olvides que al cielo
Nunca ha llegado el insolente grito
De un corazón que de la vil materia
Y del barro de Adán formó sus ídolos.”
Monumento a Rosalía de Castro
Monumento a Rosalía de Castro (Photo credit: José Camba)

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