sábado, 6 de octubre de 2012

MÉXICO HOMENAJEA A JUAN GELMAN


El poeta Juan Gelman recibirá este domingo en México la Medalla “Bellas Artes”, en reconocimiento a su trabajo, su trayectoria y una obra que comprende ya 29 libros desde el inicial Violín y otras cuestiones, publicado en 1956.
Juan Gelman por Jaime Suárez
La entrega de dicho premio, que otorga el Estado de México a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, tendrá lugar en el Salón Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, con la participación de poetas mexicanos conocedores, todos ellos, de la producción de Gelman.
Estos poetas, que harán un repaso de la extensa producción aludida y sus características más relevantes, son: Hugo Gutiérrez Vega, Marco Antonio Campos, Francisco Magaña y José Angel Leyva.
Este último -poeta, narrador, ensayista y crítico de arte- es además director del sello La Otra, que en su colección “Temblor de Cielo”, acaba de publicar la última antología de Gelman, Animales del azar, con prólogo y selección del poeta argentino Jorge Boccanera.
En materia de compilaciones, también en tierras mexicanas fueron publicadas en años anteriores las antologías En abierta oscuridadEn el hoy y mañana y ayerPesar Todo y la reciente Poesía Reunida, que -como su título lo indica- reúne en dos tomos toda su producción hasta la fecha.
Por otro lado, otro homenaje al poeta nacido en Buenos Aires le será dispensado durante el Festival Revueltas 2012 que se desarrollará en el estado mexicano de Durango entre el 5 y el 25 de octubre, con artistas e intelectuales invitados de 15 países.
En esa ocasión será presentada la antología de Gelman Animales del azar y el poeta argentino ofrecerá el espectáculo “Del Amor”, con una lectura de sus poemas acompañado por el bandoneonista argentino Rodolfo Mederos.
Miguel Angel Leyva, poeta y editor de la última compilación de Gelman, señala que estos homenajes son sobradamente merecidos: “Desde ya, es un referente cultural en México, sin perder su argentinidad, incluso afirmando su hondo porteñismo. Su poesía es una de las más interesantes y ricas en la actualidad por su diversidad de registros y su potencia lírica”.
Agrega Leyva: “Después del Premio Cervantes sólo le espera el Nóbel de Literatura. La Medalla Bellas Artes es un mimo, un `apapacho`, como decimos aquí, a un poeta universal que ha venido a nutrir lo local”.
Respecto a los rasgos de esa poesía que considera relevantes, expresa: “Se trata de un poeta con un espectro formal y sustantivo muy amplio, con una voz dotada de una polifonía muy potente, energética dirían algunos; un discurso proteico que no concede, que no complace, no se estaciona ni acicala, ni engorda en un estilo”.
Y agrega que: “Su poesía responde a una dinámica interior donde las imágenes, pero sobre todo las palabras, no buscan acomodo en una musicalidad convencional, sino en una sintaxis de ruptura, de cortes rítmicos y arrítmicos, pero bien temperados”.
“Nada en su poesía es gratuito, automático, aunque sí espontáneo y fiel a su naturaleza y su destino, a su propósito expresivo y comunicativo. Las palabras emergen en libertad pero son conducidas por esa voluntad ‘gelmánica’ de ponerlas en crisis, de hacerlas buscar sus posibles identidades en el tiempo, en el espacio, en las lecturas, en la invención pura, en el lenguaje banal, en su responsabilidad estética”.
En referencia a los juegos de identidad y los poetas inventados que pueblan la obra del argentino, Leyva aduce que: “Esos personajes que pueblan su mundo lírico -profetas conocidos e inventados- constituyen una veta aún por estudiar a fondo”.
A esos personajes apócrifos, dice Leyva, se lo ha llamado heterónimos, aunque aclara que dicho término está muy ligado a la obra el poeta portugués Fernando Pessoa, de manera que, dice: “Les he llamado ‘alterónimos’, y a Juan le ha gustado el término”.
“Ello nos habla de dos cosas inmediatas: su inconformidad creativa y una mística fundada en la poesía, en eso que él define como ‘el arbol sin hojas que da sombra’ o ese diálogo perpetuo consigo y con sus otros: la presencia ausente de lo amado”, acota.
“Es conmovedor y ejemplar –concluye el mexicano- como a sus 82 años de edad, Gelman busque aún en esa fuente inagotable que posee”.

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