sábado, 20 de octubre de 2012

OTROS TRES POEMAS DE LEÓN DE GREIFF


León de Greiff (1895 – 1976)

Noche de Campo Literaria en El Café de Otraparte: Literatura a manteles: León de Greiff o la lengua de los pájaros: lectura de poemas y otros textos del poeta colombiano. León de Greiff (Medellín, 1895 – Bogotá, 1976) fue uno de los más destacados poetas del siglo XX en Colombia. Su nombre completo fue Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler y utilizó diferentes seudónimos para firmar sus obras, entre los cuales “Leo Le Gris” y “Gaspar de la Nuit” son los más conocidos. De Greiff fue de los primeros impulsores del movimiento literario Los Panidas de Medellín en 1915, grupo de 13 intelectuales de ideas modernistas en literatura y arte que iniciarían las nuevas tendencias en dichas disciplinas en Colombia. En ese movimiento participaron, además, personajes como el filósofo Fernando González y el caricaturista Ricardo Rendón. La poesía de León de Greiff busca la sonoridad y es rica en propuestas lingüísticas asimiladas por otros al culteranismo o neobarroco poético. De una amplia cultura, de Greiff utilizó un vocabulario y giros del castellano antiguo, no siempre fáciles de comprender, así como profundos conceptos filosóficos inspirados en el modernismo de los autores a los que acudió desde su juventud.
Su singular producción parece venir sólo de sí mismo y, al mismo tiempo, de todas las referencias culturales posibles, desde la espontaneidad de los juglares hasta la perfección renacentista, la extravagancia barroca, la vibración romántica, el lujo modernista, el experimentalismo vanguardista. En ella se evidencia su voluntad de dotar al verso de una gran musicalidad, así como su gusto por la utilización de palabras en desuso, neologismos y onomatopeyas. Es palpable la influencia de los principales poetas franceses del siglo XIX (Baudelaire, Rimbaud), pero resulta casi inútil concretar el amplísimo catálogo de autores que nutre su creación.
Sus dos primeros libros, “Tergiversaciones” (1925) y el “Libro de los signos” (1930), contienen algunas de sus poesías más famosas, como la “Balada de la fórmula definitiva y paradojal” y “Balada del mar no visto”. “Variaciones alrededor de nada” (1936) reúne los mejores momentos del conjunto de sus temas: el amor, la poesía, el silencio, la nada, el viaje y la noche. A ellos hay que añadir “Prosas de Gaspar” (1937), “Farsa de los pingüinos peripatéticos” (1942), “Fárrago” (1955) y “Velero paradójico” (1959). Todos estos títulos fueron recopilados en sus “Obras completas” (1960), tras las cuales publicaría aún “Nova et vetera” (1968).

LEÓN DE GREIFF

Rimas

Tímida, la palabra
de tus labios caía,
y en mi pálida frente
dolorosa y macabra,
toda melancolía
se regó, evanescente,
blanda, como un arrullo…
Oh tu voz adorable…
¡Voz única entre tantas!
(Bajo el influjo suyo
fue placer inefable
mi dolor…) -Hoy no encantas
este fúnebre yermo…
(No sé dónde se riega
-toda melancolía-
tu voz…) -Y estoy enfermo
porque tu voz no llega
a bañar de alegría
mi sufrir… en mi vida
dolorosa y macabra,
tal vez hubieran sido
para curar la herida,
tu voz y tu palabra
que yo jamás olvido…!

Balada del disparatorio báquico, impregnada de múltiples romanticismos

Dícela “El Ebrio”
Aquesto dixo “El Ebrio”, una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non sé nada.
Bebamos en las cráteras de oro
que laboró el cincel benvenutino,
champagne, bulbente y bullicioso vino .
Bebamos en las ánforas de barro
doria hidromiel; en el panzudo jarro
blonda cerveza, y en las cristalinas
frágiles copas el anís sonoro
así como las finas
mixturas sibilinas.
“Porque es dulce olvidar”.
Bebamos en las cráteras de oro
el líquido tesoro
que enloquece las mentes
y elide los deseos,
y que sume los sueños impotentes
en helados Leteos!.
Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido
quedar merece en el cerebro? Nada!
Porque es dulce olvidar…
El viento azota
la cima de los árboles, tedioso;
vacila el corazón ante la rota!
El espíritu vago!
¡La voluntad errátil
es un tortuoso Yago!
y el soñar aterido…:
¡el soñar aterido y no vibrátil
ni altanero!… y nostálgico, anheloso
de una distinta vida…
Los jardines románticos
horros están de idilios.
Y son hueros los cánticos
jocundos de Himeneo!
Dormita ya el Deseo!
Ya dormita el Amor!
Y yerra -enloquecida-
por sus ludies exilios
de Dolor,
l’alma pura de Ofelia,
mientras Hamlet, moroso y taciturno
sepultóse en sí mismo!”
Ya no existe
la verdad, si ha existido… Ya no es nada
la belleza, y lo es todo! y la tristeza
¡cómo es asaz vulgar y adocenada!
Yo buceo un abismo
y el tal abismo es hueco!
Todo es superficial, mentido y triste.
Todo: el Amor y la Naturaleza,
el Mar, las Nubes, la ideal Belleza:
sólo restan cinismo,
rutina, y el enteco
sentido de lo práctico y la cómica
metafísica vómica!
Es preciso beber la sangre cálida
de los magos elixires!
Complicados brebajes, quinta-esencia,
sudor de las retortas y alambiques;
todos los filtros químicos y alquímicos
el díctamo, el nepentes,
súmanme en la demencia!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus de sirena glaucos ojos-
mi espíritu arbitrario,
mi corazón, y toda la amargura
de abolidos despojos!
Es preciso beber la sangre cálida,
sangre morena
o sangre blonda!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus glaucos ojos de sirena–
mi corazón, y toda la amargura!
“La azul locura pálida,
soberana locura,
se asile en mi cerebro solitario!”
Bebamos en las cráteras de oro
todo el licor que corre por la vena
de la pródiga uva;
y hagamos la serena
-la serena o la loca-
vida del que en sí propio no se toca
y que en nada se halla…
-Búdico ser en éxtasis,
Jaiyám bajo los astros,
Edgar en la taberna,
Diógenes en su cuba…
Desdeñosos e impávidos,
sonrientes,
mirando la batalla
sempiterna, mirando la batalla
de apetitos, la gresca y el estridir de dientes
y el vulgar forcejeo
para ascender, para medrar, para vivir…
“Nosotros -sí, nosotros-
olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro:
claudicantes e irónicos,
sonrientes espectadores del simulacro,
sin recordar, sin añorar,
sin anhelar,
¡sin un solo deseo!”
Brúña el trágico véspero
con sus hórridas lumbres
incendiarias;
dóre el amanecer con vagas lumbres
y medias-tintas de atediada suavidad;
o aljofáre la luna
del bebedor la cabellera bruna
o la blonda o endrina cabellera
nimbada de doliente claridad,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino!
Aquesto dixo el Ebrio una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada

Divagación nocturna

Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar…
En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear,
tu voz que me dice muy paso
que no me quieres olvidar…
En el silencio de mis noches,
-como la luna sobre el mar-
riela en mi alma tu recuerdo…
Veo el undívago vibrar
de las estrellas, en tus ojos…
Me embriaga el cálido aromar
de tu melena tenebrosa…
Tu frente, -un milagro lunar-
trasluce los puros anhelos
de tu querer, de tu ensoñar.
Se van mis horas solitarias
tras tu recuerdo, en un girar
de sueño y sueños ilusos…
(No los podremos realizar?…)
Melancólico ensueño ilusorio
que justifica el vegetar
del ánima mía soberbia,
de mi espíritu singular…
Melancólico ensueño ilusorio…
(no lo podremos realizar…?)
Riela en mi alma tu recuerdo…
Siento en mi boca palpitar
el beso trémulo y perenne
con que nos hemos de besar…
miro en tus ojos de misterio
-como si fueran a llorar…-
todo el poema de la vida
que no pudimos realizar…
En tu nocturna cabellera
-nardos y lirios y azahar-
aspiro todos los perfumes
con que quisiera aletargar
mi quimérica pantomima
de soñar y soñar y soñar!
Está en tu grácil cuerpo fino
toda la euritmia del rimar…
Son tus manos palidecidad
-parece que fuera a nevar…-,
tus manos, lánguidas y breves,
pareja de lirios sin par!
Tus manos, que bendijeron
con su perdón, mi divagar
por arduos caminos oscuros
y muelles sendas del pescar…
Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar…
En el silencio de mis noches
oigo tu voz aletear…,
tu voz, que me dice muy paso
que no me quieren olvidar!
Siento en mi frente ensombrecida
tus manos cándidas posar…
Siento en mi ardida frente gélida
el balsámico palpitar
de tus labios, que borran culpas
y que me quieren perdonar…
¡Melancólico ensueño ilusorio
de mi incoherente divagar!
Fantasía disparatada
de mi espíritu singular!
Delirio ingenuo que se trueca
-irónico y duro- en pesar…
¡Melancólico ensueño ilusorio
que no podremos realizar…!
Riela en mi alma tu recuerdo
como la luna sobre el mar…!

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